El eterno conflicto de los hombres con lo femenino
La primera vez que me sentí rechazada por un hombre fue a los 8 años. Jugando en el patio de la escuela me percaté de que Manuel (y el resto de sus compañeros) prefería jugar con otros niños, en lugar de hacerlo conmigo.
Aceptar esta realidad me costó, porque a