Cómo atraer a la pareja adecuada
Recién a mis cuarenta y tantos años pude darme cuenta de que siempre había proyectado mis carencias (que son las de mi niña herida) en mis parejas.
Y fue a través de mi actual novio y por supuesto, porque estoy en un momento de mi vida en que ya no quiero ir en piloto automático y necesito sacar a la luz de la conciencia cada pensamiento, palabra y acto que realizo, que me percaté de esto.
Tuve un papá amoroso que me cuidó bien y me enseñó algunas de las cosas que hoy considero tesoros de la Vida. Pero mi papá tenía una misión personal tan importante que siempre sentí que yo estaba en segundo lugar. La Revolución cubana estaba primero que yo. O así lo experimenté.
Para no arriesgarme a sentir ese "desaire" ese "amor insuficiente", mis novios debían estar locos por mí, o no serían. A los treinta y muchos, con 2 matrimonios acabados y 2 hijos pequeños, me preguntaba por qué nunca una relación me duraba más de 6 años y cómo era que siempre yo las terminaba.
Tuvo que pasar una década más para entender que nunca un hombre iba a llenar ese vacío que había dejado mi papá.
El síntoma
D****, mi pareja actual suele llegar del trabajo entre las 18 y las 19 horas, como mi papá. Y yo lo esperaba con tantas expectativas (como a mi papá). Si por casualidad yo estaba arriba en nuestro dormitorio y él llegaba y no me buscaba inmediatamente, yo cortocircuitaba.
En los momentos en que D**** estaba muy absorto en su demandante trabajo o en los compromisos de su paternidad (la que no es compartida conmigo) yo sentía su distracción de mi persona como una falta de amor.
"Ya no te gusto como antes, me ignoras, incluso llegas de la oficina y si yo no bajo a saludarte, tú ni ahí", empecé a decirle cosas así.
Tengo mucha suerte de que D**** sea uno de los pocos hombres dulces que hay y que sí me quiera, porque cuando este tipo de carencias se activa en forma de exigencia incomprensible para el otro, ese otro tiende a reaccionar mal, a sentirse atacado, y por tanto a defenderse. Lo cual empeora el cuadro.
D**** también tiene suerte de tenerme, porque en este compromiso de superación personal que he adquirido en el presente, no dejo que mi piloto automático tome el control por mucho tiempo, entonces pude darme cuenta de lo que estaba ocurriendo. Seguramente después de una o dos crisis con él en las que yo le decía todo lo que no me estaba dando, por supuesto.
Esta es solo una carencia, pero la realidad es que tenemos muchas cuestiones pendientes que ni siquiera podemos ver. Andamos por la vida inconscientemente buscando pareja para que llene esos vacíos, aunque esa pareja nunca va a poder hacerlo.
La cosa se complica cuando entendemos que no solo soy yo quien busca que el otro se haga cargo de mis vacíos, sino que el otro hace lo mismo.
Desde la necesidad no podemos elegir libremente
Imaginemos que yo aun sigo sin percatarme de la verdadera motivación detrás de mi reclamo afectivo hacia D****. Si dejo que esa necesidad domine mi conducta, voy a elegir parejas que me demuestren todo el tiempo lo superenamorados que están de mi, sin importar realmente quienes son.
Pueden ser chicos que no tengan los mismos valores que yo, puede ser un narcisista que me las haga pasar p***, puede ser incluso hasta un delincuente. No importa, porque yo no puedo ver más allá de mi necesidad.
Atraemos lo que somos
Hay otra cuestión interesante en relación a la pareja que atraemos. Y la psicología aquí se queda corta.
Hace un tiempo, en un círculo de mujeres organizado por el Centro de Kabbalah en Py, le preguntaron a la Maestra Batsheva Merón: ¿qué debo hacer para atraer a la pareja adecuada? Y ella contestó: "¿seguro que quieren saberlo?".
"Claro que sí", coreamos todas. "OK", dijo Batsheva, "debes pedir la pareja a la que viniste a ayudar".
Las tripas de más de una feminista (mujer empoderada y liberada, como yo) se revolvieron con esa respuesta dejándonos con caras de pasmadas. "Les advertí que no les iba a gustar", rio con sabiduría y dulzura la Maestra.
Para la Kabbalah, lo más importante de cualquier cosa que hagas, es la conciencia con que lo haces. Entonces, la pregunta vuelve a ser ¿desde qué lugar estás buscando una pareja?
Si lo hacemos desde el dar, en lugar desde el recibir, lo que vamos a atraer es alguien que también esté buscando una pareja desde el dar. Se imaginan qué hermoso cuando ambos se encuentran. Cada uno está más preocupado por lo que le da al otro que por lo que recibe.
En cambio, si seguimos buscando una pareja que nos haga sentirnos amadas, que nos complete, que nos provea, que nos acompañe y nos haga feliz, en resumen, que nos llene todo eso que nosotros no podemos darnos, entonces atraeremos una persona que también busque que le den.
Un vacío más otro vacío solo hacen un vacío más grande.
Tú ¿qué piensas al respecto? ¿sientes que encontraste a la pareja adecuada?
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