¿Qué mata al amor?

¿Qué mata al amor?

"El amor muere por descuido, como las plantas" dice Isabel Allende.

Esta verdad es tan sencilla como difícil de aplicar. Nadie nos enseñó a amar de verdad. Aprendimos de nuestros padres (con suerte) a hacer durar el matrimonio, pero no a hacer lo mismo con el amor.

La conocida terapeuta de parejas, Nilda Chiaraviglio dice que para tener una relación sana debemos "dejar de ser hijos", es decir, convertirnos en adultos responsables e independientes en lo emocional, económico, sexual, profesional....

En vez de eso, llegamos a la pareja con miles de problemas no resueltos, esperando a que sea el otro quien los resuelva por nosotros.

La naturaleza del amor

Lo que mata al amor en primer lugar es no entender qué es el amor.

Amar no es un sentimiento ni una sensación, es un verbo activo, cuya naturaleza es dar. Esta comprensión me sacó del lugar egoísta en el que siempre había estado. Y pude entender que la única manera de salvar el amor, era volteando la mirada de mi propias necesidades hacia las de mi pareja.

El gurú de los matrimonios felices, Gary Chapman nos habla de las relaciones conscientes: "esa clase de amor, la que requiere esfuerzo y disciplina, nos lleva a realizar un esfuerzo para beneficiar a la otra persona, sabiendo que si su vida se enriquece por tu esfuerzo, tú también encontrarás un sentido de satisfacción: la satisfacción de haber amado con sinceridad a otro".

La sabiduría kabbhalista del Zohar revela que para obtener algo, primero debemos convertirnos en eso que queremos. Desde esta perspectiva, el premio por amar activa y responsablemente será ser amado también así por el otro.

Y menos mal, porque el amor de pareja no es del tipo incondicional. Para que funcione, este compromiso de acción ha de ser recíproco. No somos ese ser casi iluminado del que habla Nilda, y por otra parte, según el Dr. Ross Campbell, tenemos un "tanque emocional que necesita ser llenado de amor".

Haciendo del amor un arte

Estas son algunas de las acciones con las que intento estar en sintonía con Erich Fromm cuando dice que "el amor es una elección ética que implica responsabilidad, compromiso y cuidado por el bienestar del otro":

1.Averigué de qué maneras me siento amada leyendo Los 5 lenguajes del amor de Gary Chapman. Le mostré a mi pareja, y vimos cuáles eran nuestros lenguajes del amor. Establecimos un compromiso mutuo de hablar el lenguaje del amor del otro.

2.Buscamos un espacio frecuente donde podemos estar a solas y hablar sobre nosotros. Encontrar tiempo para esto puede ser un desafío, pero comprendemos que la rutina y las responsabilidades son ladrones del amor.

3.Nos mostramos vulnerables, ambos. Para los hombres esto puede ser muy difícil. Hace poco una amiga me contaba que su pareja le había pedido ayuda con este tema porque no sabía cómo era mostrarse vulnerable. En su experiencia de vida, ni siquiera de niño, nunca nadie le había mostrado esa posibilidad.

4.Buscamos objetivos comunes, más allá de los hijos, porque cuando ellos crezcan no queremos ser dos completos desconocidos.

5.Apoyamos los proyectos del otro (aunque no nos incluyan). Hay tantas cosas importantes que dejamos a un lado en el camino. Qué dicha tener una pareja que te aliente a recuperar y hacer florecer esos sueños.

6.Tenemos, hablamos y disfrutamos del sexo. Sin intimidad una relación es más fraternal que romántica.

7.Los conflictos no se resuelven solos. Hablamos de ellos. Algo que me funciona muy bien es hablarlo cuando ya no estoy enfadada. Inicio este tipo de conversación diciendo: cuando sucedió tal cosa, yo me sentí así y así. De esta manera, no le echo la culpa y él me escucha atentamente sin ponerse a la defensiva. Además, sabiendo que mi mapa no es el territorio (sino una representación subjetiva del mismo) no solo estoy siendo más objetiva al señalar un problema desde mi percepción, sino que estoy brindándonos la oportunidad de reconocer que ahí podría no existir dicho problema, aunque sí una carencia mía de la que debo ocuparme.

8.Establecimos un compromiso mutuo de cuidar la relación. Hablamos de lo que es importante para cada uno, de lo que esperamos de la relación, y revisamos cada cierto tiempo si lo que uno ofrece sigue coincidiendo con la demanda del otro.

9.No nos vamos a dormir enfadados. Buscamos la manera de arreglar las diferencias antes de irnos a la cama.

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