Las mujeres somos como olas

Las mujeres somos como olas

La naturaleza cíclica de la mujer refleja, como un hermoso fractal, la forma en la que funciona este universo físico. En algunas culturas, el ciclo menstrual femenino -influenciado por la luna- es considerado sagrado, en tanto refleja las leyes del cosmos.

Este ciclo no solo regula el flujo de los líquidos en el cuerpo femenino y su fertilidad, sino también la manera en la que las mujeres recibimos y procesamos la información del entorno, así como la manera en la que expresamos nuestra creatividad.

Entendiendo la ola

La primera vez que me topé con la metáfora de la ola fue leyendo a John Gray en Los hombres son de marte y las mujeres de venus.

John dice: “cuando un hombre ama a una mujer esta comienza a brillar de amor y satisfacción. La mayoría de los hombres esperan con ingenuidad que dicho brillo dure para siempre… La vida está llena de ritmos, el día y la noche, el verano y el invierno, … días nublados y días despejados. Del mismo modo, en una relación hombres y mujeres poseen sus propios ritmos y ciclos. Los hombres se retiran y luego se acercan, mientras que las mujeres suben y bajan en cuanto a su capacidad para amarse a sí mismas y a los demás”.

Leer este pasaje me remitió a mi ciclo menstrual y al descubrimiento de que durante las dos primeras semanas previas a la ovulación, la vida me sonríe, mientras que las dos últimas semanas todo se vuelve más oscuro.

Fase folicular y fase lútea

La doctora especializada en Ginecología y Obstetricia, Christiane Northrup, autora del libro Cuerpo de Mujer, sabiduría de mujer, describe prodigiosamente la ola femenina de Gray: “En el plano estrictamente físico, durante el periodo de tiempo comprendido entre la menstruación y la ovulación (llamado fase folicular), crece y se desarrolla un óvulo… esta primera mitad del ciclo es muy buena época para iniciar nuevos proyectos… muchas mujeres documentan que su energía es extrovertida y animada; se sienten llenas de entusiasmo y nuevas ideas, es decir, son más fértiles”...

“Pero las semanas siguientes a la ovulación (cuando comienza la fase lútea)… son un periodo de evaluación y reflexión, en el que se contempla lo que se ha creado y los aspectos negativos o difíciles de nuestra vida que necesitamos cambiar o modificar…”

Como la luna, las mujeres tenemos una fase luminosa en la que nos resulta fácil sentir y compartir amor. Pero también tenemos una fase oscura, que si bien es difícil de atravesar, nos ayuda a entender qué cosas ya no nos sirven y qué debemos transformar para ir a nuestro siguiente nivel.

No es casual que cuando las mujeres viven en ambientes naturales, su ovulación tiende a ocurrir durante la luna llena, mientras que la regla y el periodo de reflexión tienen lugar durante la fase oscura de la luna.

Cómo se relacionan los hombres con la ola femenina

John Gray llama a esta fase oscura “el pozo” y  comenta cómo los hombres perciben estas fluctuaciones del estado de ánimo femenino: “Cuando una mujer sale del pozo vuelve a recuperar su personalidad afectuosa habitual. Esta variación positiva es en general malinterpretada por los hombres… quienes piensan que lo que la estaba perturbando ahora ya se ha remediado por completo… Cuando la ola vuelve a romper y surgen nuevamente perturbaciones similares, él se torna impaciente porque piensa que ya habían sido resueltas.”

“Cuando una mujer se mete en su pozo, sus asuntos más profundos tienden a salir a la superficie. Dichos asuntos pueden tener que ver con la relación, pero habitualmente llevan la pesada carga de sus relaciones pasadas y de su niñez. Aparecerá inevitablemente todo lo que no ha resuelto en el pasado”.

Convirtiendo la oscuridad en luz

No podemos evitar entrar en el pozo, pero si aprovechamos la oportunidad de “limpieza” que este nos ofrece, se convertirá en una gran herramienta que nos impulsará más allá de nuestras limitaciones y por eso mismo, se volverá paulatinamente menos profundo y oscuro.